Ruinas u oportunidades en la Selva de Doramas


Por Míchel Jorge Millares //

En la carretera que lleva desde Teror a San Mateo, donde hay un viejo mojón, voluminoso, que marca el kilómetro 28. Se encuentra un lugar privilegiado y desconocido para observar el norte de la isla y, particularmente, la capital desde lo alto, un observatorio de la región del alisio… Pero es también el punto kilométrico donde unos emprendedores crearon un taller de carpintería que se hizo un nombre en Teror, en Gran Canaria y en otras islas: Taimatic. Una industria que creció. Creció mucho, a pesar de su ubicación alejada de todo. Una gran demanda, junto a un buen oficio y esfuerzo fueron las claves del éxito de un nombre que se hizo visible en una nave industrial entre montañas y tierras de cultivo. Donde hace siglos existió la Selva de Doramas que cubría de laurisilva el norte de la isla.

Taimatic es otro ejemplo de que el municipio de Teror tiene una tradición industrial notable. Desde los molinos de gofio a los embutidos, repostería, el Nik o los donuts industriales, la Fuente Agria… la patrona de la isla…

El Pino canario dejó unas raíces profundas, como polo de atracción de miles de visitantes, cada día y especialmente en septiembre, pero hay actividades que no pueden crecer a 28 kilómetros o más del cliente, y encima sufrir una carretera tortuosa con tramos que complican el tráfico de camiones, haciendo muy costoso el transporte de mercancías y personas.

Taimatic no sobrevivió a la crisis de 2009 y su muro de bloques ya no produce esa enorme mancha blanca y azul, sobre el verde de la zona de Arbejales y San Isidro. Ahora se ve cómo la humedad devora ese gran muro, dejando una herida de cemento que se pudre en el paisaje de las medianías de la isla.

Le he planteado esta situación a la concejala de Turismo del Ayuntamiento de Teror,  quien va a recabar información sobre la situación del inmueble. Un espacio que debe dar lugar a una reflexión sobre la oportunidad que supone la recuperación paisajística de esa sobresaliente atalaya. Solucionar el problema que supone el progresivo deterioro de las ruinas de una industria en un lugar donde no debió instalarse, pero ¿cuándo se planificó que la Villa dispusiera de una zona industrial para facilitar las cosas a los/as emprendedores? De esa falta de visión, estos resultados…

El hecho es que la instalación no debe convertirse en un problema sino en una oportunidad. El lugar es amplio y la demolición de las instalaciones puede dejar un espacio donde la repoblación cierre la herida en la tierra y se pueda complementar con usos que den respuesta a la población de la zona y a los pocos excursionistas que transitan por este punto kilométrico…

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