Patrimonio Cultural estudia las piezas óseas del cementerio de los Canarios de Guayadeque


Los estudios bioantropológicos ya están aportado los primeros datos referidos a la salud y condiciones de vida de esta población.

El yacimiento es una cueva de carácter colectivo donde se depositaron los cuerpos de cientos de personas, muy probablemente de la misma comunidad, acogiendo a varias generaciones.

El Gobierno, a través de su Dirección General de Patrimonio Cultural, impulsa el estudio de las piezas las óseas de la cueva 1 del conjunto arqueológico del cementerio de los Canarios en el barranco de Guayadeque (Agüimes), que por motivos de conservación ha sido intervenido recientemente. La cueva forma parte de un gran cementerio aborigen que ha sido frecuentado para la extracción de piezas humanas desde finales del siglo XIX, si bien aún alberga un volumen ingente de vestigios arqueológicos, fundamentalmente huesos humanos, resultando un depósito funerario excepcional en la arqueología del Archipiélago.

Los trabajos realizados, a cargo del equipo de arqueología de Tibicena, se limitaron a la recogida de las piezas que corrían mayor peligro de destrucción por exposición a los agentes ambientales y por caída fuera del recinto, por lo que en el lugar aún permanece un repertorio muy importante de elementos, constituyendo una oportunidad sin parangón en Canarias para conocer un grupo humano acotado que vivió y murió durante cientos de años en un mismo territorio: El barranco de Guayadeque.

La directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera, visitó el gabinete de Tibicena donde se encuentran depositadas las piezas óseas para este estudio que impulsa su departamento, señalando que “el cementerio de los Canarios en Guayadeque está formado por multitud de cuevas naturales y por otras acondicionadas donde recibieron sepultura personas aborígenes fallecidas. Desde finales del siglo XIX, de forma reiterada, se han sacado huesos para distintos fines. Recientemente, la publicación de fotos aéreas y de detalle de algunas de esas cuevas obligó a realizar una intervención urgente para evitar la pérdida y el expolio del yacimiento, de lo contrario sería un enclave reservado para abordar su investigación de forma integrada, con todo el conjunto de cavidades. El trabajo de campo ha acabado pero no así la investigación de gabinete”.

El yacimiento es una cueva de carácter colectivo donde se depositaron los cuerpos de cientos de personas, muy probablemente de la misma comunidad, por un largo periodo de tiempo, acogiendo a varias generaciones. En este sentido, las fechas disponibles hasta ahora sitúan el uso de la cavidad como mínimo entre los siglos X-XI d.C.. No obstante, son necesarias mayor número de dataciones para fijar con mayor precisión el arco temporal en que la cueva estuvo funcionando como cementerio.

Primeros datos

Los estudios bioantropológicos que se encuentran en fase de realización, ya están aportado los primeros datos referidos a la salud y condiciones de vida de esta población. Se ha procedido a la estimación sexual y a la determinación de edad, revelando un perfil demográfico asimilable a una población natural, donde se encuentran individuos de ambos sexos y todos los grupos de edad, desde personas recién nacidas hasta de edades avanzadas. Por la diferencia de dimensiones y robustez de los elementos esqueléticos se constata un marcado dimorfismo sexual, como suele ser habitual en otros repertorios aborígenes de la isla. Por lo que respecta a las condiciones de salud, son notables las evidencias de enfermedad metabólica y los indicadores de actividad física reflejada en los marcadores musculares. En menor medida, se observan evidencias relacionadas con las enfermedades degenerativas y lesiones traumáticas.

La arqueóloga, Verónica Alberto Barroso, al frente de la investigación, apunta que es “una oportunidad única al ser el primer estudio poblacional de gran alcance que se hace en los conjuntos de cueva. Es verdad que el barranco de Guayadeque ha sido frecuentado, tremendamente visitado, para extraer materiales con los que se han conformado las colecciones de los museos canarios pero, en realidad, éste representa el primer estudio poblacional íntegro con un carácter científico donde se va a dar cuenta de cuáles eran las condiciones de vida de estas personas que allí se enterraban. Realmente, hasta ahora, es verdad que los museos están llenos de restos procedentes de Guayadeque pero todos los estudios que se habían abordado eran eminentemente morfológicos, pero se desconoce cómo vivía esta población, qué enfermedades tenían, a qué actividades se dedicaban, cuáles eran las causas de muerte, sus accidentes, qué relación había entre ellos… Este es el primer estudio que se aborda en este sentido”.

Además de ser el primer estudio de una población tan numerosa para la isla de Gran Canaria, esta investigación bioantropológica permitirá poderlo comparar con otro tipo de cementerios que sí se han estudiado y así, “situar a las poblaciones de los distintos tipos de cementerios en su contexto y compararlas. Además, el mundo de las cuevas, a pesar de ser el más conocido, el más evidente, porque todo el mundo sabe que las poblaciones aborígenes del Archipiélago utilizaban las cuevas para vivir o para enterrar, realmente no sabemos cómo funcionaban en profundidad, por lo tanto este trabajo será una base fundamental para el conocimiento de los antiguos canarios.”

Junto a las más de  7.000 piezas óseas humanas que se recogieron, se han identificado abundantes restos de fibras vegetales -junco-, y piel de animal, usadas para la confección de los fardos funerarios. Asimismo, se recuperaron numerosos fragmentos de madera, en su mayoría varas fabricadas con distintas especies leñosas que muestran una morfometría relativamente homogénea.

Si continúa navegando, acepta nuestra política de cookies    Más información
Privacidad