Muñoz Machado, director de la RAE: «Sin el español, ¿qué seríamos como nación?»


Santiago Muñoz Machado, catedrático de derecho y director de la Real Academia Española, ha concedido una entrevista a El Mundo que firma Luis Alemany, en la que repasa la situación del español en la actualidad, tanto desde la perspectiva interior como latinoamericana.

Así valora Santiago Muñoz Machado, que también preside la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), el cuidado con el que la democracia española ha tratado al que considera su «mayor bien cultural», el español. «Sin el español, ¿qué seríamos como nación?».

«No ha habido un trabajo sistemático. No ha habido políticas de apoyo en 43 años de democracia. Desde el punto de vista lingüístico, yo creo que lo más destacado de este periodo ha sido la política de las comunidades bilingües en defensa de sus propias lenguas y el hecho de que hayan resurgido y se haya protegido a lenguas territoriales que habían estado ciertamente subordinadas al castellano como lengua dominante. Ha habido una tarea de inmersión lingüística, de enseñanza y de recuperación de esas lenguas muy notable. No así del español como lengua oficial del Estado, para la que ha habido una dejación general. La propia Academia ha pasado por épocas de crisis debido a que nadie le daba importancia. Ahora hemos salido del bache, pero ha sido sobre la base de contarlo y de reclamar, de decir cosas como las que le estoy contando ahora. Cosas bastante evidentes pero que no estaban en la cabeza de los de los políticos. Bueno, ya sabe que nuestro Tribunal Constitucional ha declarado que son perfectamente adecuadas a la Constitución esas políticas de inmersión que se hacen en las comunidades autónomas, por lo menos hasta que se consiga un equilibrio con la otra lengua cooficial. Ahora, hay que estar atentos, no vaya a ser que el equilibrio se rompa y haya que ayudar a la lengua general también para que no sea desplazada».

Muñoz Machado y sus colegas de las academias de la lengua española de América, Filipinas, Guinea Ecuatorial e Israel recibieron ayer a los Reyes de España en la sede de la Real Academia Española. Juntos inauguraron el programa de actos que celebra el 70 aniversario de Asale, la Asociación de Academias de la Lengua Española. Aunque lo que se festejaba, en realidad, no era tanto la institución como la idea que expresa y defiende: el panhispanismo.

¿Y el futuro? ¿Se seguirán entendiendo en español un cubano y un chileno dentro de 40 años? «Lo deseable es que nos sigamos entendiendo sin apretar demasiado en el sentido de uniformar el idioma, de pretender que sea igual en todas partes. El español es un idioma rico y diverso y pretendemos seguir entendiéndonos fácilmente, dando por inevitable la diversidad. Tenemos que preocuparnos de que la complejidad de nuestra lengua no se pierda, de que la lengua española siga siendo capaz de expresar ideas complejas con conceptos precisos. Decimos siempre que es maravilloso esto de hablar una lengua que conocen otros 600 millones de personas en el mundo y entendernos con ellos,. Muy bien. Pero hay que pararse un momento a reflexionar. Es muy importante el número, pero también es importante la calidad, cómo hablamos».

¿Esto es nuevo, verdad? La pregunta de si se habla hoy peor español ha sido casi un tabú durante años. «Pues ya ha llegado el momento», responde Muñoz Machado. Su intuición es que existe «un deterioro en cierto lenguaje de los jóvenes, hay un deterioro en las redes. Las redes trabajan contra la gramática abiertamente. Pero lo importante es saber si esas formas de comunicación peculiares trascienden al lenguaje común. La manera de expresarse en WhatsApp, para los que usan la lengua en un sentido sincopado, abreviado y maltrecho en WhatsApp, ¿se traslada fuera del móvil? Ese tipo de cosas hay que mirarlas. Primero vamos a hacer estudios y después haremos lo que podamos hacer como academia, que tampoco es nuestra función la de hacer políticas de lenguaje. Podemos advertir lo que está ocurriendo y, en su caso, adaptar la normativa. Siempre decimos lo mismo, que la lengua la deciden los hablantes, no la academia».

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