Muere a los 69 años el legendario músico británico David Bowie


Londres, 11 ene (EFE).- El legendario músico británico David Bowie, autor de clásicos como «Starman» y «Space Oddity», ha muerto a los 69 años de cáncer, informa hoy su página de Facebook.

Según este mensaje, el artista, que popularizó el «glam rock» en los años 70 y 80, falleció este domingo «serenamente, rodeado de su familia, tras una valiente batalla de 18 meses contra el cáncer».

«Aunque muchos de vosotros compartiréis con nosotros esta pérdida, pedimos respeto a la privacidad de la familia durante el duelo», añade la nota, a la que dirigía también el Twitter oficial de Bowie.

Su hijo, el cineasta Duncan Jones, confirmó por su parte la noticia en la red social.

«Lamento mucho decir que es verdad. Estaré desconectado una temporada. Mucho amor para todos», escribió.

El cantante y multiinstrumentalista, conocido por su imagen andrógina y enigmática sobre todo en su época de máximo éxito, lanzó al mercado su último disco el pasado viernes, coincidiendo con su 69 cumpleaños.

La víspera de poner a la venta «Blackstar», su vigésimo quinto álbum de estudio, presentó el vídeo musical del tema «Lazarus», un inquietante clip de unos cuatro minutos de duración en el que Bowie aparece con los ojos vendados, levitando en la cama de un hospital psiquiátrico.

Este último trabajo, que contiene solo siete canciones, ha sido bien recibido por la crítica en el Reino Unido.

Durante años ha habido en los círculos musicales rumores sobre la salud del cantante, muy reservado con su vida personal y que hacía contadas apariciones públicas.

Su último concierto en directo fue una actuación con fines benéficos en Nueva York en 2006.

Bowie saltó a la fama en 1972, con «The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars», y se hizo famoso no solo por sus letras misteriosas y electrizantes sino por su imagen tan espectacular como ambigua.

Sus grandes éxitos, convertidos en clásicos de la música y referencias de culto, incluyen también «Let’s Dance», «Heroes», «Under Pressure», «Rebel, Rebel», «Life on Mars» y «Suffragette City».

El Museo Victoria & Albert de Londres dedicó en 2013 a Bowie, que durante su carrera también fue actor, una exposición que ha sido una de las más exitosas de su historia.

Un año después, en noviembre de 2014, Bowie celebró medio siglo de carrera con «Nothing Has Changed», una ambiciosa antología que reflejaba la diversidad de rostros que cultivó en su vida.

La publicación del recopilatorio se complementó con el estreno en el Reino Unido de la película «David Bowie Is», un documental en torno a la exposición sobre el artista en el Victoria & Albert.

Nacido en el barrio londinense de Brixton en 1947, el músico estuvo casado dos veces, la segunda con la modelo Iman, y tuvo dos hijos.

En sus casi 50 años de carrera, David Bowie, «el hombre que cayó sobre La Tierra», ofreció al mundo una mirada singular más allá de la literal irregularidad de sus pupilas, con álbumes casi proféticos que convirtieron el futuro en presente. Estos son los diez discos que marcaron su/la historia.

La mirada distinta de David Bowie en 10 discos fundamentales

– «The Man Who Sold the World» (1970): tras «Space Oddity» (1967), que contenía la mítica canción homónima en la que «La Tierra llamaba al mayor Tom» y que estrenó su relación con Tony Visconti como productor, Bowie se planta un vestido para la promoción de este álbum, que contiene las semillas de lo que después vendría desde Marte. Está considerado como el origen del glam-rock.

– «Hunky Dory» (1971): aunque sólo fuese por la excelente «Life on Mars?», habría que reivindicar este disco que ensalzaba a Andy Warhol, Bob Dylan y Lou Reed y que el propio Bowie valora como uno de los más importantes de su carrera. «Voy a ser enorme», pronosticaba el músico en una entrevista de la época.

– «The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars» (1972): el trabajo que lo convirtió en una estrella global y en el que apuntaló sus grandes señas de identidad musicales y escenográficas, con toques de ciencia ficción, fue también un torbellino en el que se permitió divagar sobre política, consumo de drogas y exploración sexual.

– «Aladdin Sane» (1973): su mirada se posa en EE.UU. y el fruto de su gira por aquel país como Ziggy Stardust desemboca en las canciones de este disco, el primero concebido como una gran estrella y su primer número 1 en ventas en Reino Unido. Basta decir que es el álbum de la icónica portada del rayo cruzándole el rostro.

– «Station to Station» (1976): hasta 1975 no cosechó su primer sencillo número 1 en EE.UU., «Fame», incluido en «Young Americans». El sucesor de este trabajo supuso otro revulsivo, y eso que Bowie estaba entonces sumido en una debacle mental por su adicción a los estupefacientes. Con él creó al adusto «Duque blanco» y marcó la transición del soul al robótico influjo germánico de Kraftwerk.

– «Low» (1977), «Heroes» (1977) y Lodger (1979, conocido como la trilogía de Berlín: de su colaboración con Brian Eno -no como productor- surgieron estos tres álbumes compuestos y en parte grabados en la zona oeste de la ciudad alemana. Por su ambición están considerados tres de sus álbumes más influyentes, sobre todo para la forja del new wave, el post-punk y la música industrial.

– «Let’s Dance» (1983): «Quiero un hit», dijo Bowie cuando contrató a Nile Rodgers como productor. Dicho y hecho. Como ya había hecho con el previo «Scary Monsters (And Super Creeps)» (1980), abandonó el carácter experimental de la trilogía berlinesa por un estilo más abierto, desenfadado y bailable. ¿El resultado? Su álbum más vendido, con 7 millones de copias despachadas en todo el mundo.

– «The next day» (2013): las no tan acertadas décadas (creativamente hablando) de los 80 y 90 culminaron con el excelente «Reality» (2003), pero Bowie dejó pasar 10 años antes de sorprender de la noche a la mañana con este disco que estuvo nominado al Mercury Prize y que, sin ser especialmente innovador, ofrecía sólidas composiciones sobre la edad y el amor.

 


Fotografía de archivo tomada el 16 de octubre de 2003 que muestra al músico británico durante un concierto en el Color Line Arena en Hamburgo (Alemania). EFE

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