Martha Leacock: «Mi padre era un hombre republicano, mitad socialista y mitad comunista»


«Pudo equivocarse al dejar sus fincas a los trabajadores. Era un idealista», señala la empresaria ganadera, Martha Leacock Crawford

Amado Moreno  //

La única hija superviviente de David J. Leacock, Martha, de nacionalidad británica, aunque nacida en Pensilvania (EE.UU), de la segunda esposa de su padre, F. Elizabeth, acaba de estar en Gran Canaria. Divorciada y empresaria ganadera desde hace décadas a unos 20 kilómetros de Inverness, al Norte de Escocia, donde reside, respondió y opinó con su mejor disposición sobre los avatares que vivió y conoció junto a su admirado padre, antes de regresar a su país el pasado viernes.

¿Es consciente de la importancia de la figura de su padre para el Norte de Gran Canaria?

Naturalmente. También desarrolló una labor meritoria cuando tuvo que abandonar Gran Canaria durante más de una veintena de años tras la Guerra Civil español. Realizó misiones internacionales importantes comisionado por Naciones Unidas en relación con la Agricultura, circunstancia que me llevó a mí, la hija más pequeña, a vivir con él y con mi madre en varios países y ciudades como Belgrado y Ginebra, entre otras.

Aún hoy no se han disipado del todo las dudas acerca de la ideología o partido político de su padre…

Era sin duda republicano. Su credo político sumaba mitad del socialismo y mitad del comunismo. Era un gran conversador de política en casa con los amigos que lo frecuentaron. Yo seguía aquellas tertulias con atención. Hasta que me harté y aburrí de ellas, y les di la espalda.

Se confirma así que fue su posicionamiento político de izquierda lo que le obligó a dejar Canarias al comienzo de la Guerra Civil española

Sí. Incluso amigos republicanos españoles le aconsejaron marcharse para evitarle daños mayores. Tardó en volver. Antes de hacerlo quería tener garantías de que no le obligarían a irse de nuevo. No habría resistido anímicamente otra salida igual de la isla.

¿Cuál era su pensamiento en materia de Religión?

Agnóstico, a la vez que respetuoso con los creyentes.

¿Le contó alguna vez por qué se enamoró de Gran Canaria, olvidando atrás Madeira, donde nació, y Gran Bretaña, su país?

Lo tuvo muy claro. Fue determinante la nueva situación generada en la familia tras el fallecimiento de su padre, que había descubierto y llegado a Canarias años antes por recomendación médica, después que le diagnosticaron la enfermedad de asma. El clima de Madeira le era negativo por su humedad. Por tanto, los médicos le sugirieron Canarias. Este fue el verdadero motivo por el que mi abuelo y su familia vinieron por vez primera a Gran Canaria. Mas adelante, al morir el patriarca de la familia hubo que tomar una decision definitiva y apostar por un futuro. Mi padre era el hijo mayor y tenía dificultades de entendimiento con uno de sus otros dos hermanos. La solución consensuada propició que renunciara a las posesiones de Madeira y se quedara con las de Gran Canaria, mientras que para sus hermanos fueron en exclusiva las portuguesas. Aquí siempre se sintió muy bien acogido mi padre para desarrollar sus proyectos, uno tras otro. Era infatigable. Acababa un proyecto y ya estaba emprendiendo otro. Yo me he parecido bastante a él en esto. No se arrepintió de su decisión. Mi padre fue muy feliz en esta tierra. Aunque sus momentos de mayor felicidad eran cuando alzaba en brazos a un nuevo nietecito. Durante muchos años yo vine acá de vacaciones con mi entonces esposo y nuestros hijos.

Con la perspectiva que da el largo tiempo ya transcurrido ¿considera que su padre se equivocó al legar su patrimonio agrícola a sus 11 empleados de máxima confianza, y derivar en quiebra su errónea gestión?

Sí. Pudo equivocarse. Debo recordar en este punto que tanto mi padre como mi madre eran muy idealistas. La realidad del mundo es otra. Mi padre optó por confiar sus posesiones a un grupo de trabajadores después de que ninguno de sus hijos, incluida yo, se mostrara dispuesto a hacerse cargo de esa responsabilidad o gestión. Es verdad que le causamos una decepción al declinar su oferta. Yo estaba muy ocupada con mis hijos, menores de edad. Tenía alrededor de 23 años. Quizás si me hubiera pillado más tarde no habría renunciado.

¿Qué la ha inducido a visitar ahora Gran Canaria durante poco menos de una semana?

Acercarme a la tumba de mi padre, reencontrarme con sus viejos escenarios como el Cortijo de Pavón y Agaete, tomar un poco de sol en Sardina del Norte, además de saludar a personas de la total confianza que estuvieron al servicio de mi familia, como Genoveva, la cocinera, hoy con 82 años, y Paco Aguilar, de la misma edad, gerente. Ha sido muy emotivo. La última vez que nos habíamos visto fue hace 32 años tras la muerte de mi padre.

¿Le ha impresionado algo en particular en este regreso?

Dos cosas: el terrible estado de abandono de las viviendas tan entrañables que fueron de mi familia, y el crecimiento desorbitado de edificaciones en el Norte sin el menor gusto arquitectónico, y lo que es peor, en detrimento de la vegetación agrícola. Muy triste.

¿Influyó su padre para su dedicación a la ganadería?

Sin duda, mucha. Recibí una fuerte influencia en todos los sentidos. Mi madre decía que había dos «muros» en su casa. No se refería a los de la vivienda, sino a mi padre y a mí, por nuestro carácter y defensa de nuestras posiciones. Pero siempre se preservó la sana convivencia bajo aquel techo. Otros temían a mi padre por su firmeza . A mí nunca me infundió temor. Al contrario, siempre tuvimos cierta complicidad o feeling. Cuando viajábamos por el mundo nos entreteníamos contando y comentando incidencias de los muchos animales que íbamos descubriendo en nuestros recorridos. Disfrutábamos con anécdotas vinculadas a la Naturaleza que tanto amaba.

¿Cómo discurre hoy su vida a los 78 años ?

De manera apacible. Intento permanecer cercana a mis nietos. Tengo doce. Los problemas de salud me limitan grandemente para atender a mi granja de ganado vacuno, hoy con sólo once ejemplares. Hubo un tiempo en que contaba con centenares de ovejas y hasta con 1.200 ciervos.

¿Por qué Escocia definitivamente para su residencia?

Me agradan el país y su gente. Nunca me gustó Inglaterra. Residí diez años al sur de Londres. No me sentía cómoda allí. Prefiero Escocia donde he sido muy feliz con los escoceses. Más de la mitad de mi ancestros familiares son de allí. He viajado mucho por el mundo. Soy como una gitana. Viví por ejemplo casi una veintena de años entre Chile y Argentina. Los argentinos son muy simpáticos, pero un poco locos.

¿Figura usted entre los escoceses que aspiran a la independencia mediante la convocatoria de otro referéndum?

Me parece que la gente en el poder político escocés no tiene claro lo que debe hacer al respecto. Sigue gastando dinero en propaganda para la independencia y se olvida de los problemas reales que afecta a la población, principalmente en Agricultura, Sanidad y Educación, donde se ha retrocedido bastante. Piensa que el petróleo de su mar es la única solución. Un error. Los agricultores no encuentran hoy estímulos, el sistema de salud se ha deteriorado, y en materia de Educación cada vez son más los jóvenes sin formación demandantes de trabajo. Algunos no saben siquiera leer. Analfabetos totales. Una situación para preocupar mucho.

Escocia se posicionó en contra del Brexit…

Cierto. Una locura la del Reino Unido salirse de la Unión Europea. Ahora la incertidumbre sobre el futuro es enorme para casi todos.

NOTA.- Publicado en La Provincia

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