La Vuelta al Mundo, el rescate de la primera ruta turística en Gran Canaria


Míchel Jorge Millares  //

La primera referencia a la ruta turística la ‘Vuelta al mundo’ la encontré en los textos de la periodista Magaly Miranda, en un manual sobre turismo que realizó para el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y en el librito ‘Destino Gran Canaria’ que escribió para Ediciones Idea. Posteriormente conocí a la investigadora y profesora María del Pino Rodríguez quien ha desarrollado numerosos trabajos sobre los recursos y la historia turística de la zona de La Atalaya, la zona vinícola, el entorno de Bandama… En ambos casos, las autoras citan como referencias sobre la primera ruta turística de Gran Canaria a la revista ‘Canarias turista’ (1910 y segunda época en 1930-31), un tema que no figura en dicha publicación con un artículo o reportaje dedicado a la ruta, ni ofrece imágenes que puedan mostrarlo, pero en la memoria colectiva y en esas referencias periodísticas quedaba la constancia de una oferta turística pionera que atraía a los numerosos pasajeros de los barcos que hacían escala en el puerto de La Luz, y aquellos que se hospedaban en los excelentes alojamientos construidos en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Brígida.

La ruta contaba con diversos alicientes, consistía en salir en tartana desde las palmas con dirección a Telde, subir por la Higuera Canaria y luego La Atalaya y El Monte, para regresar a la ciudad de Las Palmas. Esto era lo que se sabía… No teníamos más información sobre cómo se desarrollaba la ruta hasta que descubrimos en la bodega de San Juan del Mocanal un álbum de fotos de una Vuelta al mundo realizada con una pequeña caravana de automóviles, cuyos pasajeros eran recibidos con gran expectación y una animada parranda. Una situación sorprendente para el grupo de extranjeros y extranjeras que probaban en la bodega el reputado Canary Wine mientras escuchaban islas y folías exóticas para sus oídos.

Una parranda acompaña a los visitantes

Era otra de las grandes sorpresas de la ruta tras o antes de visitar el poblado troglodita de La Atalaya y el cráter del volcán. Todavía no se había mudado a Bandama el club de golf, pero imaginamos que en aquellos tiempos (comienzos del siglo XX), el paisaje tendría que ser agrario y predominante la presencia de viñedos, incluso en el fondo del cráter donde se encontraba un lagar.

Las fotografías descubiertas nos aportan una información valiosísima… Los/as visitantes de la bodega venían en sus vehículos con atuendos de viajar en coche que usaban para protegerse del hollín y del polvo de las carreteras. Eran recibidos con gran animación y acompañados por rondallas y mucha gente para visitar las plantaciones y la bodega.

Esta experiencia, no un invento o improvisación, ha sido retomada por los expertos en turismo con la ya citada, María del Pino Rodríguez, además del geógrafo Álex Hansen, el arquitecto Álvaro González, el investigador y cronista de la Villa, Pedro Socorro, así como los nuevos responsables de la bodega de San Juan del Mocanal, con sus lagares, viñedos. En definitiva, los paisajes que ofrece la Villa y el entorno del Monte, también perteneciente a Las Palmas de Gran Canaria, que ya no sólo cuentan con los recursos de aquella Vuelta al Mundo de hace un siglo, sino que suman una oferta mayor (Jardín Canario, Casa del Vino, Club de Golf, Senderos, Centro Locero y alfar museo de Panchito, parque El Galeón…) además de una amplia oferta gastronómica y comercial que se complementa con los espacios naturales, culturales (el casco histórico ha sido declarado como Bien de Interés Cultural). Y, la comodidad de encontrarse a pocos minutos de la capital insular y con conexión a las autopistas que circunvalan la isla, además de ser paso obligado para el acceso al centro insular y sus cumbres.

Para retomar la Vuelta al Mundo ha sido fundamental el apoyo de la Concejalía de Turismo de Santa Brígida y del Patronato de Turismo del Cabildo, que han incorporado el proyecto elaborado por la asociación Aran Canarias en su programa para otoño de este año de 2018, tras dos ‘ensayos’ en las que han participado algunos turistas, empresas de guías y turismo experiencial, así como isleños ávidos de conocer su tierra y sus originales y exclusivos recursos.

Una turista con su chófer.

La nueva Vuelta al Mundo está por hacer, por conseguir que interese a los operadores y guías, si bien se trata de una propuesta más bien minimalista (en relación con las bodegas por sus pequeñas dimensiones), ya que se ha perdido la espectacularidad de aquel enjambre de lagares y bodegas de antaño -demasiadas en ruinas- si bien esta iniciativa puede contribuir a su recuperación. O, a una reinterpretación de este producto, donde lo pequeño es resultado de nuestra propia escala, de lo singular y variado de nuestro continente en miniatura.

Y para ello, se busca el apoyo a los operadores turísticos para que conozcan esta oferta de paisajes, lugares emblemáticos, degustación y cata de vinos y queso; la visita a Bandama, con su espectacular espacio geológico, panorámico y el campo del golf del primer club creado en España; así como el barrio de La Atalaya, con la memoria del poblado troglodita y la actividad artesanal. Las visitas contarán con la explicación de expertos en los diferentes temas que guiarán a las personas participantes y el problema radica en que son tantas las posibilidades que pueden formar parte de la ruta que se analiza con detalle si se realizan diferentes programas para realizar en el día o plantear una ruta diferente según la época del año.

Al tratarse de la primera ruta turística de Gran Canaria, el municipio de Santa Brígida considera una oportunidad rescatar esta iniciativa y cuyo recorrido permite ver varios de los elementos más destacados y originales de esta isla para el turismo. Para su ejecución se ha contado con el apoyo de los expertos antes citados, las bodegas y comercios, así como la empresa de transporte Global, si bien el objetivo es que sean los propios operadores los que aprovechen estos recursos que fueran reconocidos por la viajera y escritora británica Olivia Stone, que realizara el 24 de noviembre de 1883, una visita que abrió al turismo el poblado troglodita de La Atalaya donde sus habitantes elaboraban “toda la alfarería de barro que se utilizan en los campos, en especial cántaros, braseros y vasijas para tostar café, que vendían en la ciudad». Desde entonces a nuestros días, muchas cosas han cambiado, pero también se incorporan nuevos elementos para el visitante, como el surgimiento de Los Gofiones en torno a las parrandas en el restaurante Bentayga y otros locales del Monte, o que en el Hotel Santa Brígida se encuentra el centenario pub (el más antiguo de la isla) donde tomarse una ‘pinta’ tiene otro sabor.

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