Juan Carlos Batista inaugura en Palma de Mallorca ‘Carne triste’


Con el comisariado de Mercedes Estadellas, reúne instalaciones, fotografía y escultura, desde el 6 de julio al 9 de septiembre, en el Casal de Solleric

Juan Carlos Batista casi siempre propone en su obra una visión crítica e irónica de algunos aspectos de la sociedad en la que vive, traslada a sus piezas el mundo en el que le ha tocado vivir, dominado por las guerras, las luchas por el poder de todo tipo, incluso en el deporte; así como la destrucción de la naturaleza y del propio ser humano a la hora de abordar su discurso plástico, tanto en los campos de la fotografía, la escultura o la instalación.

Todos estos componentes vuelven a conformar el argumento que preside la exposición ‘Carne triste’, de piezas de diverso formato, técnica y materiales, algunos reciclados,  que se podrá visitar en la sala noble del Casal de Solleric ( Palma de Mallorca), entre el 6 de julio y el 9 de septiembre, muestra que cuenta con el apoyo de Canarias Crea, programa del área de Cultura del Gobierno para la movilidad artística.

En la muestra se pueden ver instalaciones, fotografías y esculturas. El vínculo es innegable con las exposiciones que se pudieron ver en TEA (2016), y el Centro de Arte La Regenta y Centro de Arte Juan Ismael (2017), puesto que se repiten obras, aunque se han incorporado un buen número de piezas nuevas.

En las gramáticas de «Carne triste» se reiteran las viejas obsesiones-decepciones del artista tinerfeño . La «carne», pesimista, lúcida y melancólica, es el producto de la deriva errática de los hombres. Una carne violada, incinerada, cercenada, bombardeada que flota en el rio negro y pestilente de la barbarie historiográfica. Un viaje al fin de la noche donde la cronología abarca desde los inicios del siglo XX hasta nuestros días.

«La decepción sería un concepto que se adapta a las generalidades discursivas de esta muestra, entre otras cosas, cuestiono qué puede hacer el arte para reconducir el derrotero hacía nuestro sueño invernal y eterno que diría Canetti. El propio Adorno sostiene que el arte, como antorcha principal y restante de resistencia, es el único medio que le queda a la verdad, en una época de sufrimiento y terror incomprensible» , reflexiona Batista.

Batista -a pesar de su variedad de formalizaciones, y de los aparentes saltos estilísticos- responde a una serie continua de preocupaciones profundas, que afronta una y otra vez desde los más variados ángulos y perspectivas. Pese a que en algunas piezas se atisban ciertos aspectos casi jocosos, a modo de pinceladas de humor negro, éstas no restan un ápice a la seriedad de fondo con que el artista trata de resolver o relatar problemas colectivos, tanto de índole social, económico, sociológico o ideológico.

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna, Juan Carlos Batista tiene en su haber numerosas muestras individuales y colectivas. De las últimas individuales, cabe destacar Crónicas adulteradas (Galería Artizar de La Laguna, 2013), El paisaje amnésico 1999-2011 (Galería Nieves Fernández, incluida en el festival PhotoEspaña off de 2012), Románticos y realistas 2008-2010 (en el Espacio Canarias de Madrid), El animal inconsolable (Sala de Arte Contemporáneo de Santa Cruz de Tenerife, 2007), La mémoire inventée 1991-2005 (Galería de la Fnac de Nancy, Francia, 2005) y Made of sterner staff 1997-2004 (Glass Art Gallery Simona, Bratislava, 2004). La serie Patología de Guerras se exhibió por primera vez en Centro de Fotografía de Tenerife en 2002, se presentó al año siguiente en el CAAM, en la Sala San Antonio Abad de las Palmas de Gran Canarias y ese mismo año viajó -comisariada por Antonio Zaya- a Nueva York para exponerse en Martinez Gallery.

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