El Teatro Cuyás retoma la exhibición del vibrante ‘Ángaro’, de la compañía Pieles


·               Los creadores del exitoso ‘Canto al trabajo’ regresan al teatro del Cabildo con varias funciones para escolares suspendidas en su día por el avance de la pandemia

El Teatro Cuyás acogerá la próxima semana y solo para escolares cuatro funciones de ‘Ángaro’, espectáculo de la compañía Pieles, que hace pocos años irrumpía en el panorama artístico canario con ‘Canto el trabajo’, un recorrido por aquellas canciones, ritmos y sonidos que tradicionalmente acompañaban las labores del campo en las Islas, así como por los cantos con los que nuestros ancestros vivían fiestas y momentos de tránsito y dolor.

En esta ocasión, ‘Ángaro’ supone “un canto a la universalidad de la música”. “Es un periplo sonoro desde la caricia de la piedra moliendo el millo hasta el latido de los tambores que llaman a la reunión”, según sus responsables, que definen su nueva propuesta como “una muestra de la amplia y rica diversidad musical autóctona, pero también una representación de la comunión sonora entre los pueblos del mundo”. Así, en ‘Ángaro’, “late un sentido de mestizaje, de encuentro musical y de sentimiento compartido”.

En concreto, suenan durante el montaje un total de 16 composiciones, en su mayoría con ritmos tradicionales propios del folklore canario, pero interpretados con ayuda de instrumentos ligados a otras músicas, lugares y culturas del mundo, como puede verse en https://youtu.be/VpD71qxvbE0.

‘Ángaro’, cuya exhibición en el Cuyás tuvo que suspenderse hace unos meses debido a la expansión de la Covid-19, llega al recinto del Cabildo los próximos 3 y 4 de noviembre con el patrocinio de la Fundación Mapfre Guanarteme y en el marco de su proyecto pedagógico, Teatrae, que incluye funciones escolares en horario matutino y a precios casi simbólicos.

Sorprendente recorrido

Un tema típicamente canario, el tajaraste, sirve de ‘ángaro’, señal de humo mencionada por Esquilo en ‘La Orestíada’ y concebida aquí como una llamada a disfrutar del espectáculo, como una invitación a reunirse en torno al fuego y en compañía para escuchar músicas que nos unen, como algo ancestral y compartido por todas las tribus.

A continuación, los músicos/actores tañen sus utensilios mientras suena ‘Trigo tostado’, una suerte de canto de molienda, uno de esos cantos de trabajo que tanto peso tuvieron en la tradición musical canaria.

Como lo tuvieron también los aires de Lima, cantos de relación entre hombres y mujeres solteros, convertidos aquí en unos ‘Aires de Mali’, que suenan distintos pero también cercanos gracias a la combinación de violín, kalimba o djembe, al igual que ocurre con un sirinoque de La Palma interpretado con silbo gomero y una larga flauta de sonido grave procedente de Eslovaquia llamada fujara.

Violines, lapas e instrumentos africanos como los caxixis o el birimbao se mezclan en una muy especial isa del uno lanzaroteña titulada ‘Magdalena’, mientras que un tango herreño y el baile del santo, popularizado por Valentina la de Sabinosa, se transforman, con bucios, panderos salmantinos y una txalaparta vasca fabricada a partir de yugos de arar, en ‘Gofio y jarea’.

En ‘Alisios’, la melodía de La Bajada en honor a la Virgen de los Reyes de El Hierro se funde con una letra original y una endecha, mientras que en ‘El velorio de los angelitos’, composición inspirada en el rito funerario que se seguía en La Gomera cuando moría un niño pequeño, la música del baile del tambor se une al sonido de las chácaras y al del original litófono.

También las habituales instrumentaciones del sorondongo majorero o del tanganillo chicharrero cambian para incorporar panderos de Azerbaiyán, calabazas africanas, tambores japoneses (taikos), el birimbao, krakebs, chácaras o castañetas canarias o instrumentos más convencionales como piano, contrabajo, violín o trompa.

En ‘Ángaro’, el tango guanchero, evolución del tajaraste gomero en los altos tinerfeños de La Orotova, cambia la flauta tradicional por la irlandesa ‘low wistle’, de sonido más grave, ideal para crear atmósferas emotivas y melancólicas, y el forito conejero (especie de acordeón) se une a una guitarra y a un timple expresamente diseñados para ‘Florida’, pieza basada en los tangos de la Florida, llamados así por otra zona del mismo municipio tinerfeño.

Una polca majorera (‘Tindaya’) reivindica valores culturales y ecológicos y el ritmo triste y dulce de una malagueña suena más potente gracias a cuatro grandes tambores inspirados en los pow wow americanos cuya fuerza recuerda a la conexión de los seres vivos con la tierra a través del latido de su corazón.

Despide el espectáculo ‘San Borondón’, una pieza original inspirada en la leyenda canaria del mismo nombre en la que una isla aparece y desaparece a su antojo escondiéndose de quienes la buscaban tras una espesa niebla.

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