El ‘Nano Festival’ de 2017 nació muerto


G. García-Alcalde | La Provincia  

El bien llamado ‘Nano Festival» de Música de Canarias se limita a una sola edición, la num.33 de 2017. Hubiera sido mejor cancelarla por su bajísimo nivel, pero Fernando Clavijo considera que, a estas alturas, los cambios son difìciles y probablemente onerosas las indemnizaciones a los ya contratados.

En la reunión del lunes con la Comisión Asesora, convocada por él en la sede de Presidencia, todos los miembros, salvo uno, se pronunciaron categóricamente contra la programación, con argumentos aún más duros que los esgrimidos en la videoconferencia previa a la difusión pública.

En aquella les dieron a conocer hechos consumados -con la necia pretensión de «irreversibilidad»- sin opción alguna de mejora.

El Festival ha decantando sus contenidos a lo largo de tres décadas, escuchando con la sensibilidad debida las opiniones, gustos y preferencias de los públicos. Ningún festival del mundo cae en la imposible quimera de dar cada año un panorama global, histórico y estético, de las mùsicas del pasado y del presente. Cada uno tiene su especialización, y la de Canarias, que nació sobre el eje del repertorio sinfónico, lo ha consolidado con los grandes intérpretes que integran su historial.

Ello no obstante, también asumió «riesgos» con la música antigua y con la composición canaria. Pretender «renovarlo» con tales promesas es ignorar lo que ha sido hasta el momento o, simplemente, mentir. Especialistas consagrados como Claudio Scimone, John Elliot Gardiner, Helmuth Rilling, Gustav Leonhardt, Ton Koopman, Trevor Pinnock, Robert King, Harry Christophers, Christopher Hogwood, el japonés Suzuki con el Bach Colegium Japan, Herrewege, Minkowski, René Jacobs, Álvaro Marías y otros, han traido aquí lo mejor del barroco y el prebarroco al frente de conjuntos con instrumentos históricos, coros y solistas excepcionales. Más aún, el Festival contrató al grupo italiano ‘Odhecaton’ para un programa dedicado a los maestros de la Catedral de Santa Ana en el siglo XVII (De Yoldi, Gonzalez Montañés y Juan de Figueredo), a fin de facilitar la grabacion del concierto a la serie discográfica RALS que dirigen los musicólogos canarios Rosario Alvarez y L.Siemens.

Sobre los compositores isleños hay que insistir en lo obvio. Los encargos del Festival estimularon en muchos de ellos su primer trabajo sinfónico, tratado en todos los casos con el mismo respeto y a la misma altura que tuvieron los peninsulares y europeos, incluyendo viajes pagados a las sedes de las orquestas en todo el continente para participar en los ensayos. Y esas obras nuevas fueron retribuidas a sus autores al mismo nivel que los estrenos de las grandes figuras, lo que con toda certeza no hará el ‘Nano Festival’ del próximo enero. En todo caso, ¿cuál de los grandes no ha estado aquí? Para valorar cualquier asunto hace falta el conocimiento previo de la materia, y de ésta no tienen la menor idea la consejera de Cultura ni el director accidental. Sus coartadas para el «cambio», jaleadas en las redes por algunos parásitos, son pura patraña.

Los programas de música antigua y los estrenos contemporáneos no siempre fueron bien recibidos por el público. Ello no obstante, la persistencia en su programación como deber cultural inexcusable, abrió gradualmente caminos hasta el punto de que, incluso los más reticentes, llegaron a sentirse asombrados -y encantados- por la evolución de su gusto y el interés -o el placer- con que empezaban a recibir las músicas prebarrocas y vanguardistas. No había otro secreto que el de la máxima calidad, groseramente rebajada ahora.

El compromiso de Fernando Clavijo de conservar la actual comisión asesora y pedir sus criterios para la selección de un director de verdad en un nuevo en encuentro previsto para septiembre, es lo más positivo de la voluntad presidencial, reforzada por el propósito de recuperar en lo posible la lìnea de los 32 festivales celebrados. Que así sea y podamos pasar la hoja del Festival 33 como si no hubiera existido, y las desafecciones que se anuncian no sean irrecuperables.

FUENTE.- Diario La Provincia del 10.09.16

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