El año 2018 será declarado «Año Europeo del Patrimonio Cultural»


Así consta en la Decisión (UE) 2017/864 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de mayo de 2017, relativa a un Año Europeo del Patrimonio Cultural (2018), cuyo preambulo dice lo siguiente:

El patrimonio cultural es de gran valor para la sociedad europea desde un punto de vista cultural, medioambiental, social y económico. Así pues, su gestión sostenible constituye una opción estratégica para el siglo XXI, como destacó el Consejo en sus conclusiones de 21 de mayo de 2014 (3). La contribución del patrimonio cultural a la creación de valor, la capacitación y el empleo, y la calidad de vida está subestimada.

El patrimonio cultural es un elemento fundamental de la Agenda Europea para la Cultura (4) y contribuye a la consecución de sus objetivos, que son la promoción de la diversidad cultural y el diálogo intercultural, la promoción de la cultura como catalizador de la creatividad y la promoción de la cultura como elemento vital en las relaciones internacionales de la Unión. También es una de las cuatro prioridades de la cooperación europea en el ámbito de la cultura para el período 2015-2018, como se indica en el actual Plan de trabajo en materia de cultura, adoptado por el Consejo y los Representantes de los Gobiernos de los Estados miembros, reunidos en el seno del Consejo, el 25 de noviembre de 2014 (5).

El Consejo, en sus conclusiones de 21 de mayo de 2014, manifestaba que el patrimonio cultural abarca un amplio espectro de recursos heredados del pasado en todas las formas y aspectos: tangibles, intangibles y digitales (tanto originariamente digitales como digitalizados), incluidos los monumentos, parajes, paisajes, competencias, prácticas, conocimientos y expresiones de la creatividad humana, así como las colecciones conservadas y gestionadas por entidades públicas o privadas como los museos, bibliotecas y archivos. El patrimonio cultural también engloba al patrimonio cinematográfico.

El patrimonio cultural ha sido forjado a lo largo de los siglos por la interacción entre las expresiones culturales de las diversas civilizaciones que han poblado Europa. Un Año Europeo del Patrimonio Cultural contribuirá a fomentar y a potenciar la comprensión de la importancia que tiene el proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales. Una manera de lograrlo sería mediante programas de educación y de mayor concienciación del público, en consonancia con las obligaciones establecidas en la Convención de la Unesco de 2005 sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, de la que son parte la Unión y sus Estados miembros.

De conformidad con el artículo 30 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas, de la que son parte la UE y la mayoría de sus Estados miembros, las Partes de la Convención reconocen el derecho de las personas con discapacidad a participar, en igualdad de condiciones con las demás, en la vida cultural, y deben adoptar todas las medidas pertinentes para asegurar que las personas con discapacidad, entre otras cosas, tengan acceso a lugares en donde se ofrezcan representaciones o servicios culturales, tales como teatros, museos, cines, bibliotecas y servicios turísticos, y que, en la medida de lo posible, tengan acceso a monumentos y lugares de importancia cultural nacional.

El premio europeo Ciudad Accesible ha demostrado que es posible y que constituye una buena práctica hacer accesible el patrimonio cultural de las ciudades, de una manera respetuosa con su naturaleza y con sus valores, a las personas con discapacidad, a las personas mayores y a las personas con movilidad reducida u otros tipos de discapacidades temporales.

El patrimonio cultural desempeña un papel importante para la cohesión de las comunidades en un momento en el que la diversidad cultural está aumentando en las sociedades europeas. Los lugares que han obtenido el Sello de Patrimonio Europeo tienen una dimensión europea importante, ya que han sido seleccionados por el papel que han desempeñado en la historia europea. Junto con las Capitales Europeas de la Cultura, dichos lugares aumentan el sentido de pertenencia a un espacio europeo común. Por lo tanto, deben buscarse complementariedades con el Año Europeo del Patrimonio Cultural. Los nuevos enfoques participativos e interculturales de las políticas de patrimonio, así como las iniciativas educativas que atribuyen la misma dignidad a todas las formas de patrimonio cultural, pueden acrecentar la confianza, el reconocimiento mutuo y la cohesión social, como también lo demuestra la cooperación internacional en el marco del Consejo de Europa.

El papel del patrimonio cultural se reconoce también en la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible (en lo sucesivo, «Agenda 2030»), que presenta la ciudadanía mundial, la diversidad cultural y el diálogo intercultural como principios globales del desarrollo sostenible. La Agenda 2030 reconoce que todas las culturas y civilizaciones pueden contribuir al desarrollo sostenible y son facilitadores esenciales de él. La cultura se menciona explícitamente en varios de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, en particular en el objetivo 11 (ciudades patrimonio) y en el objetivo 4 (educación), y, en relación con el turismo, en el objetivo 8 (crecimiento sostenible) y en el objetivo 12 (patrones de consumo).

El reconocimiento cada vez mayor, a escala internacional, de la necesidad de poner a las personas y a los valores humanos en el centro de un concepto ampliado e interdisciplinar del patrimonio cultural refuerza la necesidad de favorecer un acceso más amplio a dicho patrimonio, entre otras consideraciones a la luz de sus efectos positivos sobre la calidad de vida. Este acceso más amplio puede lograrse llegando a distintas audiencias y aumentando la accesibilidad a lugares, edificios, productos y servicios, teniendo en cuenta las necesidades especiales y las implicaciones del cambio demográfico.

Las políticas relativas al mantenimiento, restauración, conservación, reutilización, accesibilidad y promoción del patrimonio cultural, así como los servicios conexos, son ante todo de competencia nacional, regional o local. Sin embargo, el patrimonio cultural tiene una clara dimensión europea que se aborda, además de mediante la política cultural, a través de otras políticas de la Unión como educación, agricultura y desarrollo rural, desarrollo regional, cohesión social, asuntos marítimos, medio ambiente, turismo, agenda digital, investigación e innovación, y comunicación.

El año 2018 tiene una importancia simbólica e histórica para Europa y su patrimonio cultural, ya que conmemora una serie de acontecimientos significativos, como el centenario del final de la Primera Guerra Mundial y la independencia de varios Estados miembros, así como el cuarto centenario del inicio de la Guerra de los Treinta Años. Por ello, el Año Europeo del Patrimonio Cultural puede brindar oportunidades para entender mejor el presente gracias a una comprensión más rica y compartida del pasado.

Con el fin de explotar plenamente el potencial del patrimonio cultural para las sociedades y las economías europeas, la protección, la mejora y la gestión del patrimonio cultural requieren una gobernanza participativa efectiva (esto es, a múltiples niveles y multilateral) y una mejor cooperación intersectorial, tal como indica el Consejo en sus conclusiones de 25 de noviembre de 2014 (6). Dicha gobernanza y cooperación implica a todas las partes interesadas, incluidas las autoridades públicas, el sector del patrimonio cultural, los actores privados y las organizaciones de la sociedad civil, como las ONG y las organizaciones del sector del voluntariado.

Además, en sus conclusiones de 25 de noviembre de 2014, el Consejo invitó a la Comisión a examinar la posibilidad de presentar una propuesta de «Año Europeo del Patrimonio Cultural».

En su resolución de 8 de septiembre de 2015, el Parlamento Europeo recomendó designar, preferiblemente para 2018, un Año Europeo del Patrimonio Cultural.

En su dictamen de 16 de abril de 2015 (7), el Comité de las Regiones acogió con satisfacción la exhortación del Consejo a estudiar el establecimiento de un «Año Europeo del Patrimonio Cultural», subrayando su contribución al logro de los objetivos comunes en el contexto paneuropeo.

La declaración de un Año Europeo del Patrimonio Cultural es una forma eficaz de concienciar al público, difundir información sobre buenas prácticas, promover el debate político, la investigación y la innovación, y mejorar la recogida y el análisis de pruebas cualitativas y datos cuantitativos, incluidas estadísticas, sobre el impacto social y económico del patrimonio cultural. Creando un entorno para promover simultáneamente estos objetivos a escala de la Unión, nacional, regional y local, se puede conseguir una mayor sinergia y una mejor utilización de los recursos. A este respecto, la Comisión debe facilitar información oportuna al Parlamento Europeo, al Consejo y a los Estados miembros, al Comité de las Regiones y a las entidades y asociaciones activas en el ámbito del patrimonio cultural a escala de la Unión, y cooperar estrechamente con todos ellos. Para garantizar que las actividades que se desarrollen en relación con el Año Europeo del Patrimonio Cultural tengan una dimensión europea, se anima también a los Estados miembros a que colaboren entre sí.

El patrimonio cultural es también un campo de intervención en varios programas del ámbito de las relaciones exteriores, principal, aunque no exclusivamente, en Oriente Medio. La promoción del valor del patrimonio cultural es también una respuesta a la destrucción deliberada de tesoros culturales en zonas de conflicto, como subrayaron la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y la Comisión en su comunicación conjunta de 8 de junio de 2016, titulada «Hacia una estrategia de la Unión Europea para las relaciones culturales internacionales» Es importante velar por la complementariedad entre el Año Europeo del Patrimonio Cultural y todas las iniciativas de relaciones exteriores desarrolladas en los marcos apropiados. Las acciones encaminadas a proteger y promover el patrimonio cultural al amparo de los correspondientes instrumentos de relaciones exteriores deben reflejar, entre otras cosas, el interés mutuo asociado al intercambio de experiencias y valores con terceros países. El Año Europeo del Patrimonio Cultural debe promover el conocimiento mutuo, el respeto y la comprensión de las respectivas culturas.

Los países candidatos y los países potenciales candidatos a la adhesión deben estar estrechamente asociados con las acciones del Año Europeo del Patrimonio Cultural. También conviene procurar la participación de los países involucrados en la política europea de vecindad y otros países asociados, según proceda. Esta participación puede instrumentarse a través de los correspondientes marcos de cooperación y diálogo, en particular en el contexto del diálogo entre las sociedades civiles de la Unión y las de dichos países.

La salvaguardia, la conservación y la mejora del patrimonio cultural de Europa se enmarcan en los objetivos de programas de la Unión ya existentes. Por lo tanto, el Año Europeo del Patrimonio Cultural puede ejecutarse utilizando estos programas con arreglo a sus disposiciones vigentes y estableciendo prioridades de financiación sobre una base anual o plurianual. Los programas y las políticas en ámbitos como la cultura, la educación, la agricultura y el desarrollo rural, el desarrollo regional, la cohesión social, los asuntos marítimos, el medio ambiente, el turismo, la Estrategia para el Mercado Único Digital, la investigación y la innovación, y la comunicación contribuyen directa e indirectamente a la protección, la mejora, la reutilización innovadora y la promoción del patrimonio cultural de Europa, y pueden respaldar el Año Europeo del Patrimonio Cultural conforme a sus marcos jurídicos respectivos. En apoyo de los objetivos del Año Europeo del Patrimonio Cultural, se pueden estudiar contribuciones nacionales adicionales a la cofinanciación a escala de la Unión, incluidos mecanismos flexibles de financiación como las asociaciones público-privadas o el micromecenazgo.

Los intereses financieros de la Unión deben protegerse durante todo el ciclo del gasto mediante medidas proporcionadas entre las que figuren la prevención, la detección e investigación de irregularidades, la recuperación de fondos perdidos, indebidamente pagados o mal utilizados y, en su caso, la imposición de sanciones administrativas y financieras.

La presente Decisión establece para toda la duración del Año Europeo del Patrimonio Cultural una dotación financiera que, con arreglo al punto 17 del Acuerdo interinstitucional de 2 de diciembre de 2013 entre el Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión sobre disciplina presupuestaria, cooperación en materia presupuestaria y buena gestión financiera (8), constituirá el importe de referencia privilegiado para el Parlamento Europeo y el Consejo durante el procedimiento presupuestario anual.

Dado que los objetivos de la presente Decisión, a saber, fomentar el intercambio y la valoración del patrimonio cultural de Europa, sensibilizar acerca de la historia y los valores comunes y reforzar el sentimiento de pertenencia a un espacio europeo común, no pueden ser alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros dada la necesidad de intercambio transnacional de información y difusión de buenas prácticas a escala de la Unión, sino que pueden lograrse mejor a escala de la Unión, la Unión puede adoptar medidas de acuerdo con el principio de subsidiariedad establecido en el artículo 5 del TUE. De conformidad con el principio de proporcionalidad establecido en el mismo artículo, la presente Decisión no excede de lo necesario para alcanzar dichos objetivos.
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