Diego Díaz se referirá al pastoreo como método de prevención de incendios forestales en Gran Canaria


·        Dentro del ciclo ‘Gran Canaria al Descubierto’, con una conferencia que impartirá el día 18 de octubre, a las 19.00 horas, en la Real Sociedad Económica de Amigos del País

Las Palmas de Gran Canaria, 16 de octubre de 2017.- Diego Díaz Fababú, ingeniero técnico forestal y director de extinción y analista de incendios forestales de la Consejería de Medio Ambiente y Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, impartirá el día 18 de octubre, a las 19.00 horas, en la sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, una conferencia en la que se referirá al sistema del pastoreo como método de prevención de incendios forestales en la isla.

La intervención de Fababú se enmarca en el programa de la cuarta edición del ciclo de conferenciasGran Canaria al Descubierto’ que organiza la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria, que se centra en esta nueva entrega en la práctica de la trashumancia en el paisaje cultural.

La citada iniciativa impulsada en colaboración con la mencionada entidad con sede en el número 1 de la Plaza de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, en Vegueta, pone en valor la realidad de uno de los valores más singulares de nuestro patrimonio inmaterial: la trashumancia como eje vertebrador de los paisajes culturales de las medianías de Gran Canaria. La entrada es libre hasta completarse el aforo de la sala. La próxima conferencia prevista será la del geógrafo y fotógrafo Javier Gil, cuya intervención tituladaPaisajes y Pastores. Conviviendo con el Paisaje Rural de Gran Canaria’, tendrá lugar el día 22 de noviembre.

Según señala el ingeniero forestal “los grandes incendios forestales constituyen una de las mayores preocupaciones ambientales en la actualidad además de un problema de seguridad ciudadana”. Por ello, “utilizar el pastoreo controlado (la ganadería extensiva tradicional de ovejas, cabras, vacas y hasta burros) como herramienta para la gestión del combustible forestal y del paisaje reduce la vegetación creando cortafuegos que evitan la propagación de estos incendios, como el producido recientemente en la zona de cumbre de la Isla”.

Según Díaz Fababú “en muchas zonas del mundo se está apostando por utilizar el pastoreo controlado para la prevención de incendios, al ser un método económico, eficaz y ecológico. Además, con ello se fomenta una práctica tradicional con valor histórico y etnográfico, el desarrollo y economía rural, siendo a su vez una fuente de recursos (queso, leche, carne, lana,…) de calidad, sostenibles y de cercanía”, señala.

En la conferencia programada se hablará de la colaboración existente entre los pastores y el Cabildo de Gran Canaria, mediante la regulación de esta actividad en montes públicos, barrancos y Espacios Naturales Protegidos se pretende crear un paisaje mosaico que ayude prevenir incendios forestales en la isla.

Las herramientas que están al alcance de la administración “van desde la concesión de autorizaciones de pastoreo en monte público mediante informes técnicos que tienen en cuenta las poblaciones de especies protegidas y las cargas ganaderas, a la sustitución de matorrales inflamables (retamares, cañaverales,…) por pastizales en lugares estratégicos para la prevención de incendios forestales, siendo éstos los cauces de barranco y las fajas auxiliares al borde de carreteras o pistas”. A ello se suma la recuperación de las vías pecuarias para la salvaguarda de la práctica ancestral del traslado de ganado entre costa-medianias/cumbre: lo que se conoce como trashumancia.

Esta costumbre se encuentra en vías de extinción, siendo Gran Canaria la última isla del Archipiélago Canario donde se realiza. En la actualidad existen unos 25 pastores que siguen practicando la trashumancia, una tradición prehispánica que aún pervive en el siglo XXI.

La zona de pastoreo establecida en el Monte Constantino y la carretera de las Emisoras actuaron de cortafuegos en el último incendio acaecido en la cumbre que arrasó hace unas semanas más de 2.700 hectáreas. Eso permitió que los equipos Presa y Bravo, así como los bomberos del Consorcio y la UME se concentraran en proteger las viviendas de Las Lagunetas y Cueva Grande, por un lado, y en intentar atacar el frente que avanzaba totalmente descontrolado hacia Llanos de La Pez, la parte alta del Barranco de La Mina, Los Pechos y Cazadores.

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