Bazar


Por Santiago Gil

Todo cabe en un libro, a veces en un párrafo e incluso en una sola frase, en un verso, en la combinación de dos o tres palabras que por un momento se vuelven casi sagradas en sus significados. Leemos buscando pistas más allá de lo que encontramos, como si buceáramos hacia nuestros propios fondos abisales tratando de atisbar los pecios que fuimos dejando en el pasado sin saber que nunca desaparecen, que solo están en el fondo de ese océano que es nuestra memoria cuando finalmente nos damos cuenta de que solo navegamos.

Estos días he disfrutado intensamente con un libro que ha publicado en 2020 Ediciones La Discreta. Se titula Bazar y lo escribe Emilio Gavilanes, uno de esos escritores que sin hacer mucho ruido en lo mediático sí que ha ido expandiendo las ondas de sus textos literarios con calidad, originalidad e inteligencia. El bazar de Gavilanes se parece a uno de esos zocos árabes en los que uno se adentra, se pierde, se reencuentra y luego sale como si dejara atrás un sueño lejano. Te encuentras, como en los rastros improvisados, toda clase de objetos y propuestas, de especias que remueven recuerdos o de aparatos que creías que habían desaparecido para siempre. Emilio Gavilanes escribe una especie de diario sin datar en donde aparece un haiku, un recuerdo de infancia, un acontecimiento reciente o una sugerente sucesión de citas literarias, de vidas y obras de escritores o de propuestas viajeras. Cuando te quieres dar cuenta, te encuentras en medio de ese bazar interminable que logra que el lector vaya activando sus propias búsquedas y que se adentre en la memoria más lejana. También es uno de esos libros que uno subraya todo el tiempo, como si sombreando cuidadosamente algunas frases, muchos de sus acertados aforismos o de sus innumerables metáforas, supieras que algún día, cuando regreses -porque este también es un libro de muchos regresos- te será más fácil guiarte y volver a atisbar todas esas pistas que el escritor logra trazar para que  busquemos los tesoros ocultos en nuestros propios adentros. La última frase de Bazar –“significan juntos”- podría ser una declaración de intenciones justo en la despedida, para que no olvides que todas las vivencias y todas la lecturas tienen un sentido solo cuando eres capaz de alejarte y de comprender, aun en esta espesura de nuestra propia existencia, que todo tiene un significado y una razón de ser si somos capaces de buscar esas razones como quien busca los complementos directos o circunstanciales para entender algunas frases. “La literatura- escribe Gavilanes- es la línea que separa el sinsentido del sentido. La bufanda que nos protege del frío existencial”.  También nos recuerda que “la poesía es el vestido de encaje de la nada” o que “las cosas más importantes ocurrían en secreto”. Ahora que el verano ha llegado y que nos vuelve a traer el olor a la playa de la infancia, también es un buen momento para que las palabras nos devuelvan un poco del sentido de toda esa vida que vivimos tantas veces  casi sin darnos cuenta.  

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