El imposible amor, una nouvelle en los días de la COVID-19 de Santiago Gil


La narración, que se mueve entre la incertidumbre, la ternura y el humor, cuenta la historia de amor de un canario atrapado en Madrid en los primeros días del confinamiento

ATTK Editores acaba de publicar la edición digital de la nouvelle, El imposible amor, una trama escrita por Santiago Gil en la que se cuentan los miedos, los anhelos y las incertidumbres que se vivieron en España durante las primeras semanas de la cuarenta de la COVID-19. La edición de esta obra, disponible en Amazon a través del siguiente enlace https://amzn.to/35Ft47B , a un precio de 5,99€.  Cuenta con una ilustración creada por Augusto Vives, quien plantea en la portada del libro un plano del Metro de Madrid con las paradas principales de la narración, con las calles Espíritu Santo o Ave María y también con La Graciosa o Gran Canaria.

Sinopsis de la obra: Madrid. Marzo de 2020. Dos enamorados que iban a quedar para cenar por vez primera justo la noche que se declara el Estado de Alarma por la COVID-19. Los separa la Gran Vía y una ciudad llena de policías y de militares por todas partes. El protagonista narra todo lo que va viviendo en la cuarentena y esa imposibilidad de poder besar y abrazar a la mujer de la que se había ido enamorando en muchos encuentros casuales cuando el mundo aún estaba mucho más allá de las paredes de su casa.

Santiago Gil (Guía de Gran Canaria, 1967) es escritor, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado casi una treintena de títulos, entre ellos las novelas Por si amanece y no me encuentras, Los años baldíos, Un hombre solo y sin sombra, Cómo ganarse la vida con la literatura, Las derrotas cotidianas, Los suplentes, Sentados, Queridos Reyes Magos, Yo debería estar muerto, El destino de las palabras, Villa Melpómene, Gracias por el tiempo, La costa de los ausentes, Dos y El gran amor de Galdós. También ha publicado la novela corta El motín de Arucas, y el libro de relatos El Parque. Otros libros suyos, de aforismos y relatos cortos, son Tierra de Nadie, Equipaje de mano, La puerta de la jaula, y los libros de poemas Tiempos de Caleila, El Color del Tiempo, Una noche de junio, Trasmallos, La extraña suerte y Té Matcha. Por último, ha publicado un libro de memorias de infancia titulado Música de papagüevos y las recopilaciones de artículos de opinión Psicografías y La vida retratada.

A continuación, compartimos los primeros párrafos de El imposible amor:

Suena Vivaldi mientras el mundo en el que vivía se desvanece. Violín Concerto in D Major, RV 582 y COVID-19 (Coronavirus Disease 2019) con el SARS-CoV-2. Dentro de dos mil años no sé si habrá alguien que sea capaz de descifrar esos números y esas letras. Un camino lleva a la belleza, el otro a la muerte.

Llevo quince días encerrado en mi casa. Una tercera parte de la humanidad, cientos de millones de seres humanos, están encerrados ahora mismo en sus casas. Las ciudades se han vuelto apocalípticas y silenciosas y todos tenemos miedo aunque sigamos presumiendo de nuestra entereza digital en la redes sociales. En el mundo real, cuando vamos a tratar de dormir, repasamos todo lo que sucede y nos vamos desvelando poco a poco. Nadie tiene el control de la situación. Se van a perder millones de puestos de trabajo, cerrarán empresas y se quebrará todo el sistema económico que pensábamos que era inquebrantable.

 Me llaman de Assicurazioni Generali para hacerme una oferta de seguros. Les he dicho que estaba escribiendo y que ahora no necesitaba asegurar nada. No me he enfadado como las otras veces. Ayer me llamaron y me ofrecieron botellas de vino a muy buen precio. Ya no quedaba vino blanco para mi aperitivo o para el almuerzo. No puedo acercarme al mar desde hace tiempo y esa copa de vino blanco seco y frío era de los pocos placeres que aún se mantenía a salvo en este encierro. Hoy por la mañana llegaron las botellas, también las compras con la fruta y la verdura y un pedido del supermercado. No tengo que salir para nada a la calle, y si no sales a la calle se entiende que estás a salvo.

Tengo cincuenta y dos años y no estoy por tanto en la población de alto riesgo. He practicado mucho deporte, y estos días he recuperado una bicicleta estática que no utilizaba hacía años para practicar spinning con los vídeos de una monitora argentina que he localizado en You Tube. También practico Tai Chi y Chi Kung con un guatemalteco. En la casa de la argentina se escuchan a los niños jugando de fondo y en la del guatemalteco no paran de trinar pájaros tropicales. Yo también tengo un pájaro en casa que sigue cantando como si no pasara nada. La llamada del seguro me ha llevado a Kafka, que trabajó durante un tiempo en las oficinas que la empresa de seguros italiana tenía en Praga. Me imagino a Kafka encerrado en su casa estos días del Coronavirus. Ya todos somos Gregorio Samsa, nos traen la comida y nos la dejan detrás de la puerta.

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